...Como si nada... pero no de la nada...

...esto es lo que resulta entre días de ocio y noches de insomnio... un verdadero caldo de los dioses....

lunes, octubre 31, 2005

...Halloween… ¿o JALOGÜÍN?



31 de octubre, 21:10 horas. Sofocado por el aún persistente calor, me siento a escribir un nuevo articulo para el blog, cuando escucho una serie de risas justo fuera de la casa. Espero que algo más ocurra, no quiero caer aún en el juego. Finalmente escucho el grito característico de voces infantiles con algo más que ganas “¡aloooooo!”. Abro la puerta. Máscaras. Un grupillo de 5 infantes se agolpan en la reja gritando al unísono: “¡dulce o travesura!”. No puedo ver bajo sus máscaras, pero estoy seguro que disfrutan enormemente mi cara de perplejidad. Me quedo parado unos momentos, en silencio, hasta que repiten su aterradora frase. Y me deshago en un mar de explicaciones que termina con unas palabras contundentes: no tengo dulces. Vuelvo al pc, a tratar de seguir escribiendo, cuando nuevamente escucho llamar a mi puerta. Asomo la cabeza por la ventana y se escucha un nuevo estruendo: “¡¡dulce o travesura!!”. Respiro profundamente y parto a la cocina en busca de algunos dulces, pero la acostumbrada previsión de mi madre no funciona en este caso. No hay dulces. Camino a la habitación de mi hermano y le pregunto si la mamá dejó alguna bolsa de dulces para repartirle a los mutantes que pasean por las calles. Él, tranquilamente y sin un solo dejo de culpa me arroja: “habían dulces, pero me los comí con mi polola y sus primos”. “¿y qué les doy a los cabros chicos?”, pregunto, esperando que él asuma la responsabilidad de abrir una y otra vez la puerta diciendo “no hay”. A lo que me responde: “diles que se vayan a pedir hueas a otro lado, que cagaron con los dulces porque me los comí yo”. Lindo. Lo dejo con sus frases para el bronce y me vuelvo al computador, para tratar de retomar la escritura, mientras en la calle se escuchan las carreras y las risas de decenas de niños y niñas disfrazados, disfrutando de una fiesta extranjera que se ha hecho parte de la cultura local. Recuerdo que hace un par de años esta fiesta no existía en mi barrio, nunca mis padres me enviaron a la calle disfrazado de cualquier cosa a pedir dulces casa a casa. Pero ahora es distinto, durante la semana los comerciantes adornaron con esqueletos y calabazas sus locales, y en los supermercados se ofrecían dulces con los motivos de la fiesta gringa a bajos precios. Los padres compraban disfraces y máscaras para sus pequeños. No me gusta, y sobre todo, no me hace sentido esta nueva tradición.
Luego de escuchar como las risas y los gritos de los azucarados niños inundan la calle, pienso que no es bueno fomentar estas practicas, pero aún así me siento un poco mal. Traté de ser bueno, busqué algo que darles, pero ahora solo queda apagar las luces de la casa y colocar un disco de pantera a todo volumen, y esperar que eso los confunda o los aleje...

jueves, octubre 27, 2005

...Una sabrosa odisea en miniatura y a color...

Veamos. Esto empezó como una idea loca de esas ideas que tiene Miguel: “podríai hacerte un blog, hueón, ¿qué creís?”. Y continuó con la típica respuesta de alguien con/sin pasado actualizado: “¿qué chucha es un blog?”. Luego de una explicación con monitos y peras y manzanas, como una cátedra de Lésmer (ya hablaré de él en algún momento), Miguel me convenció de hacer un blog, mío, de mí. Y partí, como cabro chico con juguete nuevo, a sentarme frente al computador con una cara de pregunta que si la hubiese fotografiado la tendría de fondo de pantalla, a crear mi primer blog (debería quedar como “Mi primer PC”, lindo, lindo). Luego de fabricarlo cibernéticamente, cosa que resultó fácil gracias a blogger, comenzó la segunda parte de lo que sería una sabrosa odisea en miniatura y a color: “¿qué cresta pongo ahora?”. Y llegó Miguel con su manejo de tecnología y con sus ideas para regalar, diciéndome, como un salvador entrenador de fútbol: “ponle alguno de tus cuentos, porque escribís bien, eris el único hueón que conozco que tiene talento y que pelea para no usarlo”. Putas, me cagó, asi que le coloqué un cuento. Pasó un día y llegó el primer comentario, de mi profesora en el taller literario. Pasó un par de días más, y una amiga llegó al blog y me dejó sus saludos. “La raja esta hueá” pensé, “es terrible choro que alguien te lea”. Hasta ahí todo iba bien, pero comenzaron a pasar los días y nadie más dejó comentarios al cuento.
Se me empezó a pasar la buena onda con el blog, además que no cachaba si lo había visitado alguien porque no había comentarios nuevos y me dio lata la huevá de blog. Pero cuando ya estaba a punto de dejar la iniciativa tirada, apareció Miguel entrenador/mecenas/salvador de ideas con la ampolleta prendida: “ponle un contador de visitas, hueón, así cachaí si la ha visto alguien y cómo y de dónde y con qué”. “Ya, bueno, pero… ¿cómo chuchas se lo coloco a la página, si apenas le puse nombre?”, pregunté, como solo pregunta alguien que no tiene ni puta idea de qué cresta le están hablando. “Así” respondió mientras entraba a una página, llenaba una ficha con mis datos y le daba enter al teclado. “Listo”. Para variar, no entendí nada de lo que había hecho, pero me contenté de tener un contador de visitas en mi blog mío de mi.
Comenzaron a pasar los días y seguí con el blog, mirando sagradamente si alguien además de Miguel o yo lo había leído, pero parecía que no daba resultado. Simplemente, la huevá de blog no era mágica, así que coloqué la dirección en el nick de mi msn para darle algo de difusión, esperando que fuese visto y leído por muchas personas. Siguieron pasando los días y la cosa pintaba a mejorar, cuando llegó el nunca bien ponderado Miguel a decirme que tenía que actualizarlo, ponerle más cosas, escribir más para que los posibles lectores tuvieran algo que leer. Y le hice caso. Y me dediqué a escribir cosas para el blog. Pero tampoco pasó mucho, hasta que me picó el bichito de la curiosidad y me puse a curiosear en la red en busca de blogs para leer, y me puse a dejar mensajes como si se me fuera la vida en ello, hasta que comenzaron a llegar las visitas y los comentarios de quienes habían visto mis comentarios, y se comenzó a crear una especie de círculo de leidas y escribidas con los blog. Me había sumado al fenómeno ya no tan fenómeno blog (el 5° poder, citando a Patricio Meneses, en su Psicolog), primero a tropezones, con alguna que otra desilusión, pero ahora ya estaba nadando en la blogosfera.

Eso, hasta hoy, cuando ya han pasado 26 días desde que creé el blog. Miro un poco hacia los días pasados y me doy cuenta de que fue una muy buena idea. Espero que siga siendo una buena idea. He aquí mi historia de cómo comencé con mí blog. Ojalá les traiga recuerdos…

PD: gracias Miguel por tan generosa idea… y ayuda…
PD: la foto también es de Miguel.... en Página de Lakes

miércoles, octubre 26, 2005

Siembro sueños


Siembro sueños


Siembro sueños. Aunque no me de ni puta cuenta, siembro sueños. Cuando camino pensando en alguna paloma que voló sobre mi cabeza o cuando me siento de espaldas a la gente en la calle, siembro sueños. Cuando cierro los ojos en la micro repleta; cuando me quedo pegado en la vitrina de alguna librería; cuando me siento con un cigarro en la mano frente a la pantalla del computador, siembro sueños. Cuando pienso en lo que hice durante el día; cuando me miro en el espejo del baño; cuando me quedo mirando el pavimento de la avenida; cuando les sonrío a las personas en la calle; cuando canto escuchando música en el discman, siembro sueños. Cuando deambulo por las calles de mi barrio; cuando me pierdo en el centro de la ciudad; cuando tomo una micro distinta a la de siempre; cuando converso con algunos compañeros; cuando me río de nada; cuando imagino lo imposible; cuando me cuestiono la realidad; cuando hago la fila en el cine; cuando duermo, siembro sueños. Pero sobre todo, cuando vivo, cuando me doy cuenta que estoy vivo, siembro sueños.

PD: la foto es de Miguel... en... Página de Lakes

domingo, octubre 23, 2005

La vida nos da sorpresas





Bien, a veces la vida nos da sorpresas (dice una canción por ahí). Esta semana la vida se ha encargado de darme un montón de buenas sorpresas. Por esas causalidades de la vida me encontré con un compañero de la primera comunidad de trabajos voluntarios en que participé: el Alfredo. Ese encuentro me hizo recordar todos los buenos momentos (y malos) que pasé en Huallepén bajo, todos los momentos con la gente del lugar y con los demás compañeros de comunidad. Está dentro de la creencia popular eso de que “todo tiempo pasado fue mejor” y aunque no siempre se cumple, en este caso la frase cae como anillo al dedo. Durante mi vida he hecho distintas cosas para llenar una especie de vacío, una inquietud que se manifestó en mí desde que era un niño, las he hecho con todas mis ganas y salieron bien o mal de acuerdo a como pensaba que tenía que hacerlas. Dentro de esas cosas está el haber participado en los trabajos voluntarios UC. Uno no puede hacer siempre las cosas bien, en esa primera comunidad cometí un montón de errores que después traté de no repetir en Loncopitrio, cuando fui por segunda vez. Tampoco salió del todo bien la segunda vez, cometí otro errores, tropecé con otras piedras y me caí en otras botellas. En fin. Pero siempre queda algo rescatable de los errores cometidos, y por sobre todo queda la sensación de que, a pesar de haber metido las patas de una manera espeluznante, fue algo muy, muy lindo.
Ahora que estoy comenzando a vivir otra etapa de mi vida, me doy cuenta un poco más de qué era eso que buscaba llenar haciendo miles de cosas, buscando o creando diferentes instancias en diferentes lugares, con diferentes tipos de personas. Y creo que de a poco se me está abriendo una puerta para poder encontrar eso, precisamente eso, que he buscado durante mucho tiempo. La puerta esta junta, apenas se vislumbra lo que puede haber al otro lado, y eso es lo que lo hace más gratificante, más especial. Es lo que le va dando día a día una motivación a mi vida, para por fin comenzar a vivirla.

lunes, octubre 10, 2005

Recuerdo de una noche con faroles


Mirando unas fotos de mi amigo Miguel encontré esta que me produce una serie de sensaciones bastante extrañas. Es como si yo hubiese sido ese vacuno, con una vida peluda, a dos colores, rumiante, rumiando una y otra vez el mismo patético argumento de que mi vida es mía y que yo la hago mierda si se me para lo que se me pare y todas las estupideces que uno hace cuando en realidad no sabe lo que hace ni para qué hace lo que hace ni por qué hace esto en vez de aquello y etcéteras varios y multiplicados. Pero al final llega un momento en que no te das cuenta y te joden y te mueres (normalmente ayudado por algún matador) y eso fue todo, rumiar y rumiar lo mismo miles de veces, digerirlo y regurgitarlo para rumiarlo de nuevo y de nuevo para llegar a nada, a solo ser un montón de huesos en un pijama de madera a metro ochenta bajo el pasto o el cemento de algún cementerio de renovación urbana (podrían dar un subsidio para eso también). Me cansé de lidiar con eso día a día, me harte de pensar en no pensar que me estaba yendo a la mismísima mierda haciendo lo que hacía, o mejor dicho dejando de hacer lo que tenía que hacer de una vez por todas: dejar de huir. Y no porque huir no fuese cómodo, sino porque es necesario enfrentar la vida, dar la cara de una vez y ponerse los pantalones para asumir que no se conoce al bruto que se encuentra en el espejo y que tiene cara de miedo, puro miedo a vivir, puro miedo a saber qué es lo que tiene dentro y que tiene miedo a no ser lo que no ha sido mucho tiempo. Al mirar la foto me fijo en cómo los huesos aparecen entre lo que alguna vez fue carne y tuvo vida, y me doy cuenta que tengo vida, que por más que tratara de hacer que no la tenía está, la noto que está más viva que nunca, con más ganas de ser, y quiero dejarla ser, dejarla vivir, sin ponerle trabajas ni tratando de asfixiarla a cada paso que de… siento que mi vida pendió de una cuerda mucho tiempo, y mientras más alto llegaba más rápido sería el desenlace, más brutal, más rápido se quebraría el cuello. Ya venía siendo necesario acabar con todo eso, dejarse caer para empezar de nuevo, dejarse caer en las manos adecuadas para que una vez roto el cuello la vida no se esfumase, no se perdiese como el humo de un cigarrillo.

Sin embargo, esto de empezar a vivir la vida después de que se quiebre el cuello no me está resultando muy fácil que digamos. Si bien durante mucho tiempo me había gustado la altura, eso de caer no es para nada agradable, y menos caer en picada así como así, amarrado y con sonrisa (igual fue rico como me pegaba el viento en la cara, para que voy a andar con cosas escondidas, pero saber que tenía su cordón umbilical pegado al cuello igual era, por decirlo menos, preocupante). Como decía, no me está resultando muy fácil, es levantarse una mañana y darse cuenta que ya no se es lo que se era hasta hace unos minutos, cuando todavía se seguía durmiendo, y que ahora se es pero distinto, siendo otra cosa y la misma, revueltas pero no juntas, o mejor dicho, juntas pero no revueltas. Pero cuando digo que no me está resultando fácil no quiere decir que no sea rico ni que me haga sentir más feliz que la cresta (chucha, un chilenismo, y yo que pensaba que los había dejado en el cajón de los recuerdos), pero es difícil. Ya me voy dando cuenta que por lo menos unos nueve años de mi vida se lanzaron automática y fulminantemente al tacho de la basura, y que desde hace unos meses me voy reconociendo, reconociendo que lo hice mal y que ahora quiero hacerlo bien de una vez por todas. Además, al comenzar a empezar a iniciar una vida como que te asaltan (no cogotean, asaltan) una cantidad de dudas que, sinceramente, deslumbran y que te (o me) dejan así como estupefacto ipso facto... Bueno, cosas del fútbol, es difícil pero el esfuerzo vale mucho la pena, aunque me sienta débil y melancólico y sentimental asumo que eso soy y que eso escondí prolongadamente en aquellos años verde punk de mi historia reciente reciente. Eso, tenía que escribir algo porque los dedos se me estaban enmoheciendo, creo, además llevo dos días sin que se me ocurra como escribir sobre la final del mundial de badmington entre Argentina y Antillas Holandesas a disputarse en Antillas Holandesas y con jugadores aficionados a pasar la aspiradora (más que aficionados, se podría decir que un poco adictos… María José….como que te odiaré unos días por esto…).

Bueno, la hora apremia y el sueño que no llegaba nunca ha llegado, pero antes prendo mi último cigarrillo y sigo con lo que empecé y que debo cerrar para que sea leíble (es la idea de esto, no es por empatía con el lector, creo que nunca la he tenido). La cara del vacuno faenado me recuerda a mí, lo que solía ser yo y que ya no seré porque no quiero serlo: simplemente carne para la picadora (salve Polla Records). El cigarrillo ha dejado de ser cigarrillo, y esto comienza a ser lo que tiene que ser… al igual que yo.

Santiago, Lunes 10 de Octubre de 2005.

sábado, octubre 01, 2005


mientras más alto, más rápido... primero se quiebra el cuello... Posted by Picasa